En el mes de la solidaridad, muchos fueron instrumentos de Cristo y MaríaSemanalmente algunos profesores, apoderados y estudiantes, estuvieron al servicio de los más vulnerables.

El aporte de cada ciclo fue trascendental. Te invitamos a conocer  3 testimonios, reflejo de nuestro espíritu mariano:

“En los desayunos solidarios es posible ver y sentir el amor, la entrega y la dignidad con que nuestras estudiantes se vinculan con personas en situación de calle, dando lo mejor de cada una y llenándose de toda la gratitud y las bendiciones retribuidas.

Es realmente emocionante escuchar sus reflexiones, ver su genuina preocupación por estar presente, por querer cambiar el mundo, por querer estar en lo cotidiano. Tremendamente orgullosa y agradecida de poder respirar el amor de nuestro colegio”.

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Natalia Figueroa

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Mi experiencia en desayunos de este año fue la mejor manera de tomar conciencia con respecto a lo que están pasando las personas en situación de calle hoy en día. Debido a mi experiencia por años anteriores conocía la realidad en la que vivía la gente. Ellos siempre están demostrando su agradecimiento con las personas que van a entregarles alimentos e insumos básicos. Los desayunos desarrollan la empatía, solidaridad y la preocupación por los demás.
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A pesar de la situación pandémica que está viviendo el país, las alumnas, profesores y apoderados de la comunidad Mariana decidieron brindar su tiempo para regalar esperanza a quienes más la necesitan”.
Fernanda Cortés
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“Durante los desayunos solidarios me sentí muy conmovido con todas esas personas que representan -como dicen por ahí- el “otro Chile”, un Chile
 que la televisión no muestra, un Chile que no los
considera en las estadísticas de “país en vías de desarrollo”, en ese Chile que muchas veces fingimos no ver.
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Me dolió mucho encontrarme al hermano inmigrante en esa situación, a la juventud que extravió el camino, al anciano abandonado a su suerte después de una vida de trabajo. Es urgente ayudar a estas personas para sacarlas de la desesperanza y de la amarga resignación hacia su situación.

Agradezco a la comunidad que esto sea una tradición, veo a un cuerpo docente, estudiantes y apoderados trabajando, poniendo en marcha iniciativas que no van solo de la mano de entregar un plato de comida, sino de iluminar por medio del carisma mariano”.
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   Óscar Sepúlveda
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