Informativo Semanal: 27 al 31 de julio

Queridas familias,

Hemos estado trabajando durante estas últimas semanas el valor del Respeto. El primero de los valores que, seguramente, escuchamos desde que nacemos: el respeto a los mayores, el respeto a la ley, el respeto a las mujeres….sin embargo, algo nos ha pasado como sociedad, que cada vez parece menos evidente, que si no hay respeto, es muy difícil, casi imposible, que se den los demás valores. Entonces, cabe la pregunta ¿es imprescindible rescatarlo, hablarlo, ponerlo sobre la mesa? Por supuesto que sí!!.

Es parte fundamental en nuestro Proyecto Educativo, respetar la dignidad de todas las personas. Y para que esta aspiración sea una realidad en nuestro colegio, nos necesitamos todos. No basta con un buen Reglamento de Convivencia escolar, ni las mejores cápsulas formativas. Lo más importante –siempre-  serán nuestras acciones. El trato de un profesor hacia un estudiante, o la relación que ven los alumnos entre nosotros los profesores, es fundamental.  Y más aún, lo que ven en sus propios hogares.  Si los niños y jóvenes ven actitudes de respeto entre sus padres, y que además se refieren respetuosamente respecto a otros, sin duda también tratarán con respeto a sus amistades, compañeros de curso, hermanos.   Solo la acción valida lo que queremos formar. No es el discurso, ni la teoría.  El respeto tampoco se impone. Muchas veces, hemos escuchado o protagonizado frases como: “porque yo lo digo”; “cuando seas padre lo vas a entender”, “mientras vivas en esta casa las cosas se hacen así”…..y es que a veces, pensamos que perdemos autoridad o que es necesario delimitar ciertas cosas.  Por supuesto que siempre será necesario poner límites, y también no ceder cuando creamos que es lo mejor para nuestro hijo o hija. Sin embargo, el desafío hoy para nosotros los adultos, es abrirnos de mejor manera al diálogo, buscar otras formas: “estas son mis razones, ¿cuáles son las tuyas?” “¿Te parece si le das otra vuelta y lo conversamos mañana?” “Quiero escucharte y buscar comprenderte”, “sé que no estás de acuerdo, y quisiera que lograras comprender mis razones”….  Si al final, nuestra convicción nos lleva a negar un permiso o un cambio de opinión, tenemos el derecho y la responsabilidad de hacerlo, pero será a través del diálogo y no la discusión, ni las peleas, el medio para comunicarnos. No solo estaremos formando personas empáticas y  abiertas a la discusión razonada, sino que también estaremos educando en el respeto. Ese niño, esa joven, no impondrá su juego, ni se burlará de otros, ni pasará a llevar la vida de otros. Ese niño, esa joven serán respetuosos, porque ellos vivieron la experiencia de ser tratados con respeto.

Un saludo fraterno,