“Saber Amar, es Ser Libre”

Hace pocos meses la hermana M. Kleopha había celebrado sus cien años de  vida, instancia donde agradeció la conducción de Dios y la Sma.Virgen durante un siglo.  En aquel momento, fue visitada por exalumnas del Colegio Mariano, quienes le expresaron una profunda gratitud. Sin lugar a dudas, la misión de haber sido Directora y estar siempre al servicio de la comunidad marcó la vida de muchos.

El día 15 de marzo, Dios Padre la recibió en el cielo. Con un profundo pesar fue despedida en el Santuario de Bellavista. La misa reunió a muchas personas, principalmente a quienes tuvieron el privilegio de compartir con ella y quienes la conocieron a través de su testimonio. “Todos, sin excepción, resaltan las mismas cualidades: inteligencia lúcida, prolijidad en cada tarea que realizaba y, principalmente, un profundo amor,  que se traducía en el delicado trato que le daba a cada persona que la rodeaba. Delicadeza humana, sentido de la dignidad del otro (…)”, señaló Denise Ramírez, Rectora del Colegio Mariano,  en la carta de despedida.

Por otro lado, la presidenta del CAM, señaló que “(…) su vida es un referente para mí como joven y representante del Colegio Mariano. Un modelo de coherencia, de convicciones profundas, de valentía, de escucha atenta. Porque eso es precisamente lo que los jóvenes buscamos en los demás”. Su servicio, entrega y misión en el colegio, es un legado de profundo amor y las nuevas generaciones guardarán su herencia.

Su vida: Una Misión

La Hna. Kleopha nació el año 1918 en la antigua Prusia oriental (cerca de la frontera con Polonia). Creció en una familia muy religiosa, siendo la menor de 6 hermanos. Ingresó al Instituto de la Hermanas de María en enero del año 1939, donde se pudo vincular profundamente al Padre José Kentenich. Su amor a Schoenstatt, la hizo entregarse con magnanimidad a la obra.

La misión en el Colegio Mariano parte con su llegada a Chile. A continuación compartimos estractos del texto de semblanza, leído el día de su despedida, donde se conmemora su gran paso por el colegio:

   En 1948 llegó a Chile junto a otras 6 Hermanas de María. Desde el comienzo se dedicó a la educación. En 1957 recibió el título de profesora de historia y geografía y en la década del 60 cursó estudios superiores en los Estados Unidos. Durante ese tiempo pudo compartir con el Padre Fundador José Kentenich, variados temas sobre educación, incluso recibió consejos sobre el diseño del colegio Mariano que se construiría en la calle Holanda, Providencia. Por ejemplo, que los patios no fueran tan grandes para poder favorecer el encuentro en pequeños grupos o que las salas tuvieran un jardín para acercar a las niñas a la naturaleza.

El gran amor de su vida, incluido en su misión por Schoenstatt y el Padre Kentenich, fue el Colegio Mariano. Su compromiso se remonta al comienzo de los años 50. Durante una de las visitas, el Padre le regaló un pequeño cuadro de la Mater con la misión de buscar un lugar para el colegio y así es como en marzo de 1954 se abre la primera sede en Vicuña Mackenna, 54.  También tuvo un papel importante en la búsqueda del actual lugar donde se emplaza el Colegio.

Además de impartir clases, fue Directora del Colegio durante dos períodos, y volvió al Colegio por una tercera vez después de una estadía de varios años en Barcelona al servicio de la Parroquia alemana. Con su talento pedagógico, sostenido con perseverancia y optimismo, fue el alma inspirativa del Colegio. En 1968, poco antes de la muerte del Padre, siendo Directora, escribió al Padre pidiendo unas palabras orientadoras para la educación de las alumnas. El Padre Kentenich le envió un telegrama con la siguiente frase: “Que viva la pequeña María, compenetrada de Dios y cercana a la vida”.

En sus últimos años en la Casa de las Hermanas Mayores en Bellavista se la veía rezar continua y fielmente por todas las personas e intenciones que atesoraba en su corazón, daba todavía clases de alemán a alguna Hermana, e incluso a sus 100 años era exacta en su horario y prácticas religiosas. La nobleza de su ser se irradiaba en su actitud agradecida por todos los cuidados por parte de las Hermanas y auxiliares”

Nuestra querida Hna. Kleopha será recordada con mucho cariño, así lo han expresado exalumnas y familias. Denise Ramírez, finalizó su carta de despedida diciendo, “Le pido con deseo genuino a nuestra Mater y al Señor, que así como la Hermana Kleopha bebió de la sabiduría y el sentido pedagógico del Padre Kentenich, así también nosotros, como comunidad mariana, no olvidemos nunca tener el oído en el corazón de Dios, y la mano en el pulso del tiempo”,Amén.

A su regreso, en alianza con Colegium, empresa de innovación y apoyo tecnológico a la educación, asistieron a la charla “Yo cuido mi huella”, que busca crear conciencia sobre la seguridad y el uso responsable de las redes sociales en los niños y adolescentes.

Finalmente,  en enero, recibieron a Bárbara Reyes, coordinadora pedagógica de los colegios de la Fundación Pentecostés, con quien ahondaron en temas de convivencia escolar,  la mirada del profesor y el mpk, propio de los colegios con pedagogía kentenejiana.