Querida Familia Mariana:

La Iglesia nos invita durante la Cuaresma a convertirnos, a redirigir nuestros pasos hacia el Señor.

El Papa Francisco nos ha animado a despertar de nuevo, a reconocer la necesidad de renovar nuestro corazón y descubrir cada vez más la centralidad del Misterio Pascual: que nos pongamos en las manos de Dios. Estamos en camino hacia la Pascua, hacia la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Se trata de la creencia fundamental de los cristianos, donde tiene sentido toda nuestra fe.

Nos encontramos en tiempo de cuaresma y etimológicamente, cuarentena y cuaresma son términos que provienen de la misma idea: cuarenta días distintos del resto. No sabemos lo que durará esta cuarentena que todos estamos viviendo, pero sí sabemos lo que nos queda de Cuaresma y por eso queremos aprovecharla de verdad, porque seguramente será única en nuestra vida.  Es tiempo de espera, de oración, reflexión y de compañía a Jesús; y el estar en cuarentena nos permite tener esta experiencia.

Jesús oraba a menudo retirándose a un lugar de soledad donde podía estar a solas con Dios Padre. Jesús estuvo cuarenta días en el desierto, expuesto a tentaciones y enfrentando lo que ese tiempo traía, entregándose, por la salvación de cada uno de nosotros.

Hoy la invitación es a entregar nuestras renuncias y limitaciones propias del aislamiento diario, unos por los otros, a cuidarnos mutuamente para así poder superar con amor esta pandemia.
Al igual que Jesús, nuestro esfuerzo diario ofrecido con amor, salvará a otros y nos ayudará a crecer, a ser mejores personas, hermanos, hijos, amigos, familias…

El Papa Francisco nos inspira:

“Señor, hoy nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.”

Papa Francisco. (Meditación Urbi et orbi del 27 de Marzo 2020)
Queremos todos juntos, unidos, en Alianza con la Santísima Virgen enfrentar lo que vivimos, ninguno de nosotros se había tenido que enfrentar con anterioridad una situación igual, entonces: ¡hagámoslo juntos! Acompañémonos, retroalimentémonos, conversemos, abracémonos a la distancia y cuidémonos de verdad.

Es una gran oportunidad para hacer una diferencia. Podemos tener miedos, incertidumbres, conflictos y ansiedades, sí, todos las tenemos. Pero sabemos también, que tenemos a una gran Aliada.  María, quien acompañó a Jesús en su camino al Gólgota y estuvo al pie de la Cruz. María, nuestra madre, no nos deja solos y en Ella podemos poner nuestra esperanza. Aquella Mujer fuerte y fiel que también enfrentó la incertidumbre y el miedo, pero que siempre dio su sí. Y como Familia Mariana una vez más le decimos: “Nada sin Ti, nada sin nosotros”.

Que nuestra oración se convierta en un regalo que nos ofrecemos los unos a los otros.

Con Cristo su hijo, nos bendiga la Virgen María.

Equipo Pastoral 

Colegio Mariano de Schoenstatt